Querida tía Tere:
¿Te acuerdas de lo nerviosa que te pones siempre que vamos a sacar a tu Jesús Nazareno en procesión? ¿Y cuando retorna o cuando procedemos a hacer cualquier cosa con él? Siempre nos dices que tengamos cuidado, que algún día se nos va a caer de tanto vapuleo que le pegamos al pobre, y que lo que no pasa en cien días, pasará en el día ciento uno.
Siempre nos has dejado constancia de tu profunda pasión por la talla de Novo Cuadrillero. Y siempre lo has vestido tú. Con mimo y cariño, con absoluta dedicación y con infinita paciencia. Y es que esos son tus ingredientes. Los mismos que utilizaste para llevarnos a la capilla de la Merced; los mismos que te sirven para que cada vez que entras en la capilla, saludes a todos los santos – “buenos días, Nazareno, Piedad, Merced, Merced visitadora, Resucitado, Dolorosa, Virgen Soledad, San Antonio, Merced Dolorosa nueva… ¿me queda alguno, Isidro?” –; y también los mismos ingredientes que consiguieron que lloraras a lágrima viva cuando derribaron el cine Bonifaz en aquella mañana que no quisiste salir de casa porque pensabas que la piqueta se dirigiría también hacia la fachada de la capilla de la Merced. Tu capilluca.
Por eso, este capítulo que habla de la procesión de tu Jesús Nazareno está dedicado a ti.
Gracias:
¿Te acuerdas de lo nerviosa que te pones siempre que vamos a sacar a tu Jesús Nazareno en procesión? ¿Y cuando retorna o cuando procedemos a hacer cualquier cosa con él? Siempre nos dices que tengamos cuidado, que algún día se nos va a caer de tanto vapuleo que le pegamos al pobre, y que lo que no pasa en cien días, pasará en el día ciento uno.
Siempre nos has dejado constancia de tu profunda pasión por la talla de Novo Cuadrillero. Y siempre lo has vestido tú. Con mimo y cariño, con absoluta dedicación y con infinita paciencia. Y es que esos son tus ingredientes. Los mismos que utilizaste para llevarnos a la capilla de la Merced; los mismos que te sirven para que cada vez que entras en la capilla, saludes a todos los santos – “buenos días, Nazareno, Piedad, Merced, Merced visitadora, Resucitado, Dolorosa, Virgen Soledad, San Antonio, Merced Dolorosa nueva… ¿me queda alguno, Isidro?” –; y también los mismos ingredientes que consiguieron que lloraras a lágrima viva cuando derribaron el cine Bonifaz en aquella mañana que no quisiste salir de casa porque pensabas que la piqueta se dirigiría también hacia la fachada de la capilla de la Merced. Tu capilluca.
Por eso, este capítulo que habla de la procesión de tu Jesús Nazareno está dedicado a ti.
Gracias: