LA SEMANA SANTA EN EL CARTEL
Ya he hecho anteriormente repetidas referencias a aquella exposición que se preparó en la Semana Santa del 2000 y que mostró a la ciudadanía los mejores carteles – a mi juicio – que supieron pregonar nuestro sentimiento de cofrade.
Fue Paco, D. Francisco Gutiérrez Díaz, nuestro presidente, quien me encargó la ardua tarea de seleccionar algunos de los mejores carteles para exponerlos en uno de los salones del Club de Regatas para, así, dar el mayor bombo posible a la edición del 2000 por eso de que también celebrábamos que era el Año Jubilar. Por eso, aquella tarde en “Villa Rosario”, en una de las habitaciones abuhardilladas de Paco, desperdigamos todos los carteles por toda la habitación para, yendo uno por uno, comenzar a elegir aquellos que más me gustaban mientras Paco, pacientemente y sentado en uno de los laterales, observaba y escuchaba atónito los comentarios que hacía de uno u otro cartel.
– Este me gusta porque se parece a aquel fotograma de la Dietrich en “El ángel azul”; y este otro, porque la variedad cromática tan chillona se parece a “Dick Tracy”, la peli de Madonna en colorines variopintos; y ese otro escorzo de la “Virgen de los Dolores”, tan semejante a las películas neorrealistas de Rossellini o De Sica; y esta otra del “Descendimiento” visto desde atrás…
En definitiva, que mi pasión por el cine y la Semana Santa se vio culminada en aquella exposición que creo que no fue a ver ni el tato aquel. Eso sí, me sirvió para reconocer abiertamente que aquellas enormes fotografías de los años 50 y 60, daban mil vueltas a las actuales; que la absoluta creatividad y maestría de Lobera – por citar a mi favorito – era proporcional a la que tenían los grandes directores de fotografía del Hollywood de la época dorada.
Es por eso que a través de estas líneas, vuelva a traer a la memoria diez de aquellos que se colgaron en la sala de exposiciones del Club de Regatas. En aquella ocasión, presidía la colección el magnífico lienzo de Roberto Orallo – ya comentado en un capítulo anterior –. A su lado, aquel cartel maravilloso de 1948 que representaba a una serie de cofrades con la catedral como telón de fondo.
En esta ocasión, en este “atrapar el momento”, evoco los que siempre quedarán en mi memoria, aquellos que más me impactaron aquella tarde que mi amigo Paco me los mostró en la buhardilla de su caserón.
Diez melodías de exquisita factura.
Diez fotogramas de la mejor Semana Santa de entonces.
Fue Paco, D. Francisco Gutiérrez Díaz, nuestro presidente, quien me encargó la ardua tarea de seleccionar algunos de los mejores carteles para exponerlos en uno de los salones del Club de Regatas para, así, dar el mayor bombo posible a la edición del 2000 por eso de que también celebrábamos que era el Año Jubilar. Por eso, aquella tarde en “Villa Rosario”, en una de las habitaciones abuhardilladas de Paco, desperdigamos todos los carteles por toda la habitación para, yendo uno por uno, comenzar a elegir aquellos que más me gustaban mientras Paco, pacientemente y sentado en uno de los laterales, observaba y escuchaba atónito los comentarios que hacía de uno u otro cartel.
– Este me gusta porque se parece a aquel fotograma de la Dietrich en “El ángel azul”; y este otro, porque la variedad cromática tan chillona se parece a “Dick Tracy”, la peli de Madonna en colorines variopintos; y ese otro escorzo de la “Virgen de los Dolores”, tan semejante a las películas neorrealistas de Rossellini o De Sica; y esta otra del “Descendimiento” visto desde atrás…
En definitiva, que mi pasión por el cine y la Semana Santa se vio culminada en aquella exposición que creo que no fue a ver ni el tato aquel. Eso sí, me sirvió para reconocer abiertamente que aquellas enormes fotografías de los años 50 y 60, daban mil vueltas a las actuales; que la absoluta creatividad y maestría de Lobera – por citar a mi favorito – era proporcional a la que tenían los grandes directores de fotografía del Hollywood de la época dorada.
Es por eso que a través de estas líneas, vuelva a traer a la memoria diez de aquellos que se colgaron en la sala de exposiciones del Club de Regatas. En aquella ocasión, presidía la colección el magnífico lienzo de Roberto Orallo – ya comentado en un capítulo anterior –. A su lado, aquel cartel maravilloso de 1948 que representaba a una serie de cofrades con la catedral como telón de fondo.
En esta ocasión, en este “atrapar el momento”, evoco los que siempre quedarán en mi memoria, aquellos que más me impactaron aquella tarde que mi amigo Paco me los mostró en la buhardilla de su caserón.
Diez melodías de exquisita factura.
Diez fotogramas de la mejor Semana Santa de entonces.