

Con la capilla ya restaurada, y manteniendo en todo momento contacto con gente dentro del Gobierno para seguir manteniendo intacta nuestra propiedad “usufructuaria” del local, ya sólo nos restaba el seguir manteniendo la ilusión en cada golpe de tambor y en cada paso que se daba en procesión.
Al margen de todo, quedaba lo anecdótico. Las colas que se agolpaban en la taquilla de la Filmoteca, se miraban asombradas ante la presencia de una capilla de Semana Santa de la que nunca habían oído hablar. Y así, mientras aguardaban su turno para la compra de las entradas, muchos entraban en el interior para, atónitos, quedarse maravillados ante la presencia de una “ermita que parecía sacada de otros tiempos”.
Y sí. La Filmoteca seguía sin estar insonorizada tal y como pude constatar la primera vez que entré en ella – para un aficionado al cine de siempre y al bien hecho, era una ganga tener una sala a dos pasos de casa y por el módico precio de dos euros por película –. En aquella ocasión, la última película de Frank Capra, “Un gangster para un milagro” con la gran Bette Davis como protagonista, me sirvió para constatar lo que se ha dicho desde estas líneas. Y así, sucesivamente. Sentado entre la multitud de gente que allí acudía – ni los más optimistas pudieron presagiar nunca en colgar tan de seguido el cartel de “no quedan billetes” – se podían oír comentarios de todo tipo y al margen de la película o de la vida de su director y sus estrellas. También se hablaba de “esa iglesia que está aquí mismo y que afea el conjunto del edificio” o de “esos pirados que salen en procesión”. Y nosotros, en cada Semana Santa desde entonces, les damos a todos la película con la salida del cortejo procesional desde la puerta de la capilla y ocupando toda esa parte de la calle Bonifaz. Los tambores, más fuertes e insistentes que nunca tocando “Aniversario” para que todo el mundo se diera cuenta que era la Merced la que estaba en la calle. Y desde la entrada de la Filmoteca, la taquillera y el conserje, asustados ante la multitud de gente de hábito que había en su propia puerta, sin saber a ciencia cierta cómo calmar a los que se habían dado cita para presenciar la filmografía de Yasujiro Ozu o de alguna rareza del cine escandinavo. Y no digo que sean malas películas – que no lo son ni mucho menos – pero comprendan el choteo y el pique que existe desde entonces.
Pero centrándonos en las actividades propias de la cofradía, la Banda de Tambores y Cornetas dio un paso más en su dilatada carrera a lo largo de veinte años y, auspiciados por nuestro director, D. Francisco Rodríguez Ayestarán, nos convertimos también en la Asociación Juvenil Banda de Tambores y Cornetas Nuestra Señora de la Merced amparándonos en la Ley de Asociaciones. Y así, como tales, con nuestros propios estatutos y nuestro propio uniforme – camisa blanca, pantalón negro y jersey de pico gris marengo con el escudo de la Cofradía bordado en uno de los laterales – nos lanzamos – previo pago – a amenizar las fiestas de los barrios de la ciudad tales como las de San Fernando en el Grupo Ateca de Monte, las del Grupo Amistad allí en la calle Juan José Pérez del Molino e incluso amenizando en la plaza del Barrio Pesquero la fiesta previa a la boda de Verónica, la novia de nuestro portador del estandarte, Tomás Venero. Aunque claro, para estas ocasiones, el repertorio debía variar considerablemente pues no se pueden alegrar las fiestas de ningún sitio al son de Semana Santa. Por tal motivo, adaptamos canciones y pasacalles populares pero con el toque característico de la Merced. Que no es poco. Y de esa manera, el dinero que ganamos lo reinvertimos en la propia Banda para seguir adquiriendo instrumental nuevo, nuevos uniformes y un largo etcétera necesario para lograr una infraestructura digna. Y todos yendo de barriada en barriada, repartidos en coches y furgonetas como aquellos cómicos de la legua que Fernando Fernán Gómez presentó en su obra “El viaje a ninguna parte”. Aunque nuestros viajes siempre conducían al mismo lugar. El de la ilusión.
La Banda, además, y como Asociación, fue la artífice y organizadora de unos conciertos de marchas de Semana Santa que se dieron en las dos pasadas ediciones en la tarde de Domingo de Ramos. La última, esta pasada Semana Santa de 2004, fue un gran éxito de convocatoria ya que, además de la nuestra, acudieron las Bandas de la Archicofradía de la Pasión, la de la Inmaculada, la Banda de San Celedonio, la de Nuestra Señora del Carmen y como invitada especial, la de la Pasión de Bilbao. El lugar, la plaza Pombo. Y la audiencia, considerable. Fue un concierto que retransmitió Tele Bahía para todos sus espectadores. Pero lo mejor vino después, cuando al término del concierto, nos dimos cita todos los miembros de las Bandas para, en hermandad, compartir un ágape – y como siempre, abusando de las López Hoya para preparar los bocadillos y organizarlo todo en el patio de la Divina Pastora –.
Para este II Concierto de Marchas de Semana Santa, la Asociación Juvenil de la Merced puso toda la carne en el asador realizando unas pancartas que se colocaron en el templete de la Plaza Pombo anunciando el evento y con los logotipos de nuestros patrocinadores, los cuales contribuyeron para que pudiéramos sufragar, además, unos carteles que se repartieron por medio Santander y unos folletos donde se exponía una memoria con la vida y actividades de las seis Bandas integrantes del Concierto. Además, nuestra Asociación Juvenil estuvo ensayando durante meses para preparar un repertorio digno y adecuado. De esa forma, la más que emotiva “La muerte no es el final” sonó entre el silencio de los allí reunidos. Y así, hasta desgranar un total de tres temas – junto con el anterior, el maravilloso “Réquiem” de Bienvenido Puelles y “Virgen de la Piedad”, de nuestro Fernando Martínez Nani –. Tres temas que se alternaron con los de nuestros compañeros de Semana Santa, que pusieron todo lo mejor de ellos mismos – sobre todo, ilusión – para que el éxito de la empresa quedara completamente garantizado. Como ocurrió. Por eso, ya estamos preparando y ensayando los temas para el III Concierto.
También, cómo no, es de recibo el traer a estas páginas los Encuentros que hacemos todos los años los miembros de las Cofradías de la Merced del norte de España – Santander, Bilbao, Oviedo y el Ferrol –. Cada año, en una localidad distinta, lo que da atractivo al asunto y una buena oportunidad de conocer el trabajo de nuestros homónimos. Y es así desde 1996, primero con los de Bilbao en aquellos primeros contactos en nuestra capilluca, en la suya de S. Nicolás de Bari, en Rada… Oviedo vendría después, con una multitudinaria jornada en Covadonga, con ofrenda floral a la Santina. Y el Ferrol, este pasado mes de mayo de 2004 en un viaje de dos días y que recogió el periódico local La voz de Ferrol:
“Cincuenta miembros de las Cofradías de la Merced de Oviedo, Santander, Bilbao y Ferrol se reunieron ayer en la ciudad, con la orden local como anfitriona, en un encuentro anual que sirve para compartir experiencias y aportar ideas que contribuyan a mejorar los actos de la próxima Semana Santa.
Por primera vez, esta cita se produjo en Ferrol, como una muestra del apoyo al esfuerzo realizado este año por la Cofradía de la Merced, que estrenó su imagen de la Virgen después de una larga etapa en la que los miembros de la Hermandad habían desfilado con otras órdenes de la ciudad departamental.
Los cofrades se reunieron en el colegio Tirso de Molina a las once de la mañana y celebraron una eucaristía en la capilla de los Padres Mercedarios. A continuación, los participantes en esta cita anual hicieron un recorrido turístico por la ría de Ferrol.
Según explicó el Padre César Carreño, responsable de la Cofradía de la Merced de Ferrol, los visitantes se mostraron gratamente sorprendidos por la belleza de este paseo, que terminó con una comida de confraternización en el club militar de El Montón. Todavía tuvieron tiempo los mercedarios de conocer, ya por la tarde, el barrio histórico de A Magdalena.
Redacción de la Voz de Ferrol – treinta de mayo de 2004”
Al margen de todo, quedaba lo anecdótico. Las colas que se agolpaban en la taquilla de la Filmoteca, se miraban asombradas ante la presencia de una capilla de Semana Santa de la que nunca habían oído hablar. Y así, mientras aguardaban su turno para la compra de las entradas, muchos entraban en el interior para, atónitos, quedarse maravillados ante la presencia de una “ermita que parecía sacada de otros tiempos”.
Y sí. La Filmoteca seguía sin estar insonorizada tal y como pude constatar la primera vez que entré en ella – para un aficionado al cine de siempre y al bien hecho, era una ganga tener una sala a dos pasos de casa y por el módico precio de dos euros por película –. En aquella ocasión, la última película de Frank Capra, “Un gangster para un milagro” con la gran Bette Davis como protagonista, me sirvió para constatar lo que se ha dicho desde estas líneas. Y así, sucesivamente. Sentado entre la multitud de gente que allí acudía – ni los más optimistas pudieron presagiar nunca en colgar tan de seguido el cartel de “no quedan billetes” – se podían oír comentarios de todo tipo y al margen de la película o de la vida de su director y sus estrellas. También se hablaba de “esa iglesia que está aquí mismo y que afea el conjunto del edificio” o de “esos pirados que salen en procesión”. Y nosotros, en cada Semana Santa desde entonces, les damos a todos la película con la salida del cortejo procesional desde la puerta de la capilla y ocupando toda esa parte de la calle Bonifaz. Los tambores, más fuertes e insistentes que nunca tocando “Aniversario” para que todo el mundo se diera cuenta que era la Merced la que estaba en la calle. Y desde la entrada de la Filmoteca, la taquillera y el conserje, asustados ante la multitud de gente de hábito que había en su propia puerta, sin saber a ciencia cierta cómo calmar a los que se habían dado cita para presenciar la filmografía de Yasujiro Ozu o de alguna rareza del cine escandinavo. Y no digo que sean malas películas – que no lo son ni mucho menos – pero comprendan el choteo y el pique que existe desde entonces.
Pero centrándonos en las actividades propias de la cofradía, la Banda de Tambores y Cornetas dio un paso más en su dilatada carrera a lo largo de veinte años y, auspiciados por nuestro director, D. Francisco Rodríguez Ayestarán, nos convertimos también en la Asociación Juvenil Banda de Tambores y Cornetas Nuestra Señora de la Merced amparándonos en la Ley de Asociaciones. Y así, como tales, con nuestros propios estatutos y nuestro propio uniforme – camisa blanca, pantalón negro y jersey de pico gris marengo con el escudo de la Cofradía bordado en uno de los laterales – nos lanzamos – previo pago – a amenizar las fiestas de los barrios de la ciudad tales como las de San Fernando en el Grupo Ateca de Monte, las del Grupo Amistad allí en la calle Juan José Pérez del Molino e incluso amenizando en la plaza del Barrio Pesquero la fiesta previa a la boda de Verónica, la novia de nuestro portador del estandarte, Tomás Venero. Aunque claro, para estas ocasiones, el repertorio debía variar considerablemente pues no se pueden alegrar las fiestas de ningún sitio al son de Semana Santa. Por tal motivo, adaptamos canciones y pasacalles populares pero con el toque característico de la Merced. Que no es poco. Y de esa manera, el dinero que ganamos lo reinvertimos en la propia Banda para seguir adquiriendo instrumental nuevo, nuevos uniformes y un largo etcétera necesario para lograr una infraestructura digna. Y todos yendo de barriada en barriada, repartidos en coches y furgonetas como aquellos cómicos de la legua que Fernando Fernán Gómez presentó en su obra “El viaje a ninguna parte”. Aunque nuestros viajes siempre conducían al mismo lugar. El de la ilusión.
La Banda, además, y como Asociación, fue la artífice y organizadora de unos conciertos de marchas de Semana Santa que se dieron en las dos pasadas ediciones en la tarde de Domingo de Ramos. La última, esta pasada Semana Santa de 2004, fue un gran éxito de convocatoria ya que, además de la nuestra, acudieron las Bandas de la Archicofradía de la Pasión, la de la Inmaculada, la Banda de San Celedonio, la de Nuestra Señora del Carmen y como invitada especial, la de la Pasión de Bilbao. El lugar, la plaza Pombo. Y la audiencia, considerable. Fue un concierto que retransmitió Tele Bahía para todos sus espectadores. Pero lo mejor vino después, cuando al término del concierto, nos dimos cita todos los miembros de las Bandas para, en hermandad, compartir un ágape – y como siempre, abusando de las López Hoya para preparar los bocadillos y organizarlo todo en el patio de la Divina Pastora –.
Para este II Concierto de Marchas de Semana Santa, la Asociación Juvenil de la Merced puso toda la carne en el asador realizando unas pancartas que se colocaron en el templete de la Plaza Pombo anunciando el evento y con los logotipos de nuestros patrocinadores, los cuales contribuyeron para que pudiéramos sufragar, además, unos carteles que se repartieron por medio Santander y unos folletos donde se exponía una memoria con la vida y actividades de las seis Bandas integrantes del Concierto. Además, nuestra Asociación Juvenil estuvo ensayando durante meses para preparar un repertorio digno y adecuado. De esa forma, la más que emotiva “La muerte no es el final” sonó entre el silencio de los allí reunidos. Y así, hasta desgranar un total de tres temas – junto con el anterior, el maravilloso “Réquiem” de Bienvenido Puelles y “Virgen de la Piedad”, de nuestro Fernando Martínez Nani –. Tres temas que se alternaron con los de nuestros compañeros de Semana Santa, que pusieron todo lo mejor de ellos mismos – sobre todo, ilusión – para que el éxito de la empresa quedara completamente garantizado. Como ocurrió. Por eso, ya estamos preparando y ensayando los temas para el III Concierto.
También, cómo no, es de recibo el traer a estas páginas los Encuentros que hacemos todos los años los miembros de las Cofradías de la Merced del norte de España – Santander, Bilbao, Oviedo y el Ferrol –. Cada año, en una localidad distinta, lo que da atractivo al asunto y una buena oportunidad de conocer el trabajo de nuestros homónimos. Y es así desde 1996, primero con los de Bilbao en aquellos primeros contactos en nuestra capilluca, en la suya de S. Nicolás de Bari, en Rada… Oviedo vendría después, con una multitudinaria jornada en Covadonga, con ofrenda floral a la Santina. Y el Ferrol, este pasado mes de mayo de 2004 en un viaje de dos días y que recogió el periódico local La voz de Ferrol:
“Cincuenta miembros de las Cofradías de la Merced de Oviedo, Santander, Bilbao y Ferrol se reunieron ayer en la ciudad, con la orden local como anfitriona, en un encuentro anual que sirve para compartir experiencias y aportar ideas que contribuyan a mejorar los actos de la próxima Semana Santa.
Por primera vez, esta cita se produjo en Ferrol, como una muestra del apoyo al esfuerzo realizado este año por la Cofradía de la Merced, que estrenó su imagen de la Virgen después de una larga etapa en la que los miembros de la Hermandad habían desfilado con otras órdenes de la ciudad departamental.
Los cofrades se reunieron en el colegio Tirso de Molina a las once de la mañana y celebraron una eucaristía en la capilla de los Padres Mercedarios. A continuación, los participantes en esta cita anual hicieron un recorrido turístico por la ría de Ferrol.
Según explicó el Padre César Carreño, responsable de la Cofradía de la Merced de Ferrol, los visitantes se mostraron gratamente sorprendidos por la belleza de este paseo, que terminó con una comida de confraternización en el club militar de El Montón. Todavía tuvieron tiempo los mercedarios de conocer, ya por la tarde, el barrio histórico de A Magdalena.
Redacción de la Voz de Ferrol – treinta de mayo de 2004”