

Sobre la liberación de reclusos durante esta Procesión del Perdón y el Silencio, se ha escrito también mucho en todos los periódicos de la región. Incluso hay cofrades que todavía esbozan una sonrisa al recordar las características que rodearon o motivaron la liberación de unos u otros, lo poco que duraron en libertad – se dio el caso de un recluso liberado que en esa misma noche volvió a ingresar porque “se había hecho ya a la vida en prisión y no la concebía en libertad, por lo que me las ingenié para que me volvieran a meter dentro”.
A continuación, presento tres crónicas aparecidas acerca de esta Procesión mas una entrevista realizada a uno de los reclusos liberados, que seguramente darán una idea del alcance y repercusión que los miembros de la Merced consiguen cada Miércoles Santo, cada vez que su Nazareno transita por las calles de una ciudad disfrazada de noche cerrada y dispuesta para acoger en su seno a un hijo que la sociedad ya creía perdido para siempre.
A continuación, presento tres crónicas aparecidas acerca de esta Procesión mas una entrevista realizada a uno de los reclusos liberados, que seguramente darán una idea del alcance y repercusión que los miembros de la Merced consiguen cada Miércoles Santo, cada vez que su Nazareno transita por las calles de una ciudad disfrazada de noche cerrada y dispuesta para acoger en su seno a un hijo que la sociedad ya creía perdido para siempre.
“Hoy será puesto en libertad un preso del Penal del Dueso, de Santoña.
B. A. P. ingresó en el Penal del Dueso en el mes de marzo de 1982. El delito era robo en un domicilio, perpetrado en Oviedo, con el agravante de reincidencia, lo que le valió una condena de dos años a cumplir en el citado Penal. Once meses y veintiocho días antes de su puesta en libertad, la Cofradía de la Merced consigue para él el indulto, quedando como custodia del reo durante el tiempo teórico de condena.
La Cofradía de La Merced prefiere silenciar los criterios que han seguido para la elección de un recluso a liberar durante la procesión del Perdón, en la festividad de Miércoles Santo.
Proximidad del cumplimiento de la condena y buen comportamiento podrían ser algunas de las causas que, en el caso de B. A. P., podrían sumarse a un precario estado de salud. Una enfermedad le ha tenido ingresado en Valdecilla durante todo un mes y hasta el pasado lunes, en que ha quedado ingresado en el Penal de Santoña. B. A. P. es natural de Villaviciosa, Asturias, tiene cincuenta y seis años de edad, es soltero y labrador de profesión.
La Cofradía de la Merced está formada por unos ciento sesenta jóvenes que se han cargado a las espaldas la delicada y difícil tarea de seleccionar cada año un recluso para liberar durante la Procesión del Perdón de Miércoles Santo. Sin otra fuente de financiación que los donativos recabados los domingos durante el culto religioso en la Capilla de la Merced y la aportación de doscientas pesetas de cada cofrade para poder participar en la procesión, la Cofradía de la Merced, durante el año, se encarga de asistir humanitariamente a los presos de la cárcel de Santander.
Su caritativa labor se ha visto empañada por los comentarios de años anteriores por seleccionar reclusos en prisión preventiva, por lo que se les llegó a tachar de “farsantes”. De ahí las gestiones ante las autoridades del Dueso, con quienes han llegado a un entendimiento pleno y en quienes han encontrado apoyo y comprensión a la hora de conseguir sus fines.
El fruto de todo ello es la puesta en libertad de B. A. P., a quien intentarán proveer a partir de ahora de hogar y trabajo. La labor más difícil empieza precisamente una vez terminada la Procesión del Perdón. Reintegrar este hombre a la sociedad y proporcionarle el calor humano suficiente como para hacerlo sentir ser humano con plenos derechos en su nueva vida, es una misión que la Cofradía de la Merced no deberá eludir.
La puesta en libertad de este recluso tendrá lugar esta tarde, a las cinco, en el Penal del Dueso. Allí, una representación de la Cofradía le recogerá y le llevará a la Parroquia de Santa María del Puerto, en donde, con el párroco y varias cofradías del pueblo, volverán en procesión nuevamente hasta la iglesia del Dueso.
En presencia del alcaide – vestido con uniforme de gala – se le hará entrega definitiva del recluso, quien, a continuación, emprenderá viaje a Santander.
A las nueve de la noche esta previsto el encuentro en la puerta de la prisión de la calle Alta, en donde le recogerá la Procesión del Perdón y el Silencio para su incorporación a ella. En representación del Ayuntamiento estará el concejal Jesús Ceballos. La Cofradía de la Merced es la única en Santander que lleva el Paso a hombros durante todo el recorrido de la misma.
La Procesión del Perdón y el Silencio saldrá de la Capilla de la Merced, en la calle Bonifaz, a las 8 de la tarde, con la participación de unos ciento cuarenta hermanos, doce de los cuales llevarán el Paso a hombros.
La Procesión se dirigirá a la Prisión Provincial de la calle Alta por el siguiente itinerario, Lope de Vega, Paseo Pereda, Calvo Sotelo, Rúa Mayor y calle Alta.
Al filo de las nueve de la noche tendrá lugar, en la puerta de la Prisión, el encuentro con el recluso de Sant6ña, quien, a continuación, se incorporará a la procesión. El regreso se efectuará por la calle Alta, Alcázar de Toledo, plaza de Numancia, Burgos, Jesús de Monasterio, Paseo Pereda, Puertochico, Casimiro Sainz, Bonifaz y Capilla de la Merced.
Emilia Levi – Diario Montañés, 18 de abril de 1984”
“Hoy será liberado un preso en la Procesión del Perdón y el Silencio.
F. C. M., un sevillano de que cumple condena en el Penal del Dueso, de Santoña, será puesto hoy en libertad en el transcurso de la Procesión del Silencio, en la que participa la Cofradía de la Merced, entidad que a partir de ahora se hará cargo del preso, en tanto dure el tiempo que aún le queda por cumplir de libertad condicional.
El preso, ataviado con el hábito de nazareno penitente, será liberado frente a la Prisión Provincial en la calle Alta, aproximadamente a las nueve de la noche. Con este acto se cumple con la tradición que desde hace años lleva la Cofradía de la Merced de solicitar de las autoridades judiciales la puesta en libertad de un condenado en coincidencia con la Semana Santa. En este caso se trata de un interno de El Dueso que acaba de cumplir las tres cuartas partes de su condena y que por lo mismo puede beneficiarse de la libertad condicional que le fue concedida el pasado diez de abril.
F. C. M., nacido en Sevilla en 1937, cumple una condena de catorce años por un delito de incendio. Procesado anteriormente por otras causas, ingresó en prisión en marzo de 1980, acusado de haber provocado un incendio en un piso, incendio que ocasionó, al propagarse el fuego, la destrucción total de otros ciento cincuenta y cuatro pisos más. Condenado a catorce años, F. C. se encuentra en El Dueso desde septiembre de 1984, habiendo sido hasta la fecha su comportamiento inmejorable, lo que ahora le permite disfrutar de libertad condicional los tres años y medio que aún le quedan por cumplir condena.
Este recluso hubiera tenido que seguir permaneciendo en el Penal caso que la Cofradía de la Merced no se hubiera hecho cargo de él.
Es condición “sine qua non” para poder disfrutar de libertad condicional que los reclusos tengan trabajo o bien puedan residir con sus familias para tener cubiertas sus necesidades. En el caso de F. C., será la Cofradía de la Merced quien se haga cargo de su manutención y alojamiento por cuanto la familia, tal como especificó el Presidente de la Cofradía, Sánchez de Dios, se ha negado hasta el momento a acogerle. La puesta en libertad del preso se hará ante la Prisión Provincial a las nueve de la noche, momento en que F. C. se sumará a la Procesión del Perdón y el Silencio, en la que participa la Cofradía con su Paso Jesús Nazareno.
Aplausos y vivas corearon la llegada ante la Prisión Provincial de F. C. M., el preso que ya goza de libertad condicional gracias a la Cofradía de la Merced, que desde el Miércoles Santo se ha convertido en su custodio. El preso, ataviado de nazareno y acompañado por el teniente de alcalde, Jesús Ceballos, y el Presidente de la Cofradía, Sánchez de Dios, se sumó al filo de las nueve de la noche a la procesión, en medio de un numeroso gentío que en los aledaños de la Prisión esperaba su llegada. El sevillano, condenado a catorce años por haber provocado un incendio en un piso que causó la destrucción de todo el inmueble, ocultaba tras el capuchón su emoción por la libertad recién estrenada. “Todo esto me parece mentira” contestó a preguntas de El Diario Montañés, momentos antes de abandonar el coche patrulla en donde esperaba la llegada del Paso procesional.
Haciendo esfuerzos por articular palabra alguna, F.C. M. dijo que piensa volver a Sevilla en cuando pueda, ciudad donde al parecer reside su familia – mujer e hijos – de la que se encuentra apartado y sin noticias desde que en 1980 ingresara en prisión acusado de incendio.
En libertad condicional, F. C. deberá aún cumplir los tres años y medio que le restan de condena en su ciudad de origen si su familia se hace cargo de él. De no ser así, deberá ser la Cofradía de la Merced quien asuma la responsabilidad de su manutención y alojamiento tal y como requiere la ley, para su puesta en libertad.
Emilia Levi – Diario Montañés, marzo de 1987”
“El preso liberado fue antes costalero.
F. C. M. sevillano de cincuenta y cuatro años, resultó ser el pasado Miércoles Santo, el séptimo preso liberado según la modesta tradición santanderina que rige este tipo de exclaustramientos atípicos. Desde el año 1982, la Archicofradía de la Merced intercede ante las autoridades penitenciarias para promover la amnistía de un preventivo o penado. El ciudadano F. C. M. cumplía condena por un delito de incendio. Hace dos días vistió túnica de nazareno pudo recordar los tiempos.
F. C. M. deviene en ciudadano charlatán unos minutos después de ser liberado del Penal del Dueso de Santoña, beneficiado por la gracia especial que se viene materializando en Cantabria desde 1982. Los informes penitenciarios del encarcelado eran inmejorables. “Yo soy una buena persona, de comportamiento intachable”, dice antes de explicar que va por la vida de persona normal. Sobre su conducta pesaba una condena de catorce años por un delito de incendio. Quemó su propio piso, sin la familia dentro.
“Los periódicos han dicho que el fuego se extendió a otras ciento cincuenta y cuatro viviendas, cosa que no es cierta y que les puede dar un disgusto”, justifica a la defensiva. Sin embargo, es incapaz de razonar los agravantes de tan elevada pena de prisión. “Se me apareció la Biblia, sí, la Biblia. Hay veces en la vida de las personas en que una fuerza interior te atraviesa y provoca las cosas. ¿Qué paso cuando la Guardia Civil tomó el Congreso?”.
Es un discurso el del libertario marcado por las inconexiones y vigilado muy de cerca por un anciano responsable de la Cofradía de la Merced, cofrade excesivamente empeñado en tutelar las declaraciones del excarcelado. “La quemé porque era mía” llega a ironizar F. C. M., antiguo jornalero que regresará probablemente mañana a Sevilla.
No lloró cuando le comunicaron la definitiva liberación. “Tenga en cuenta que había firmado la provisional hace siete meses”. Una ligera prominencia de su vientre indica que el trato carcelario no le ha impuesto rigideces culinarias. El ceceo andaluz es su máxima seña de identidad. Poco después de la Procesión del Miércoles Santo, se le sentía embriagado de satisfacción, hablador y expresivo.
La sensación de ocultarse tras el ropaje de nazareno, presidiend6 el Paso de la Merced, no le resultó extraña. “Yo ya había participado en las procesiones de Sevilla, con las Cofradías de Castillejo y Bollillo. El Hermano Mayor me pagaba dos mil pesetas por hora, lo cual me venía muy bien porque estaba en paro”.
“En Andalucía hay muchos olivares en los que trabajar y muchas obras que hacer”, dice recordando su profesión de toda la vida. La etapa carcelaria le ha demostrado, confiesa, que “todo eso de la droga y el SIDA es mentira”. Aclara que “estupefacientes hay como en todos los sitios, lo mismo que SIDA, dentro y fuera de las cárceles”.
F. C. M. reconoce que “no lloré de alegría al incorporarme en la procesión en la calle Alta; yo sólo lloro de sentimiento”. La Archicofradía de la Merced, con su sede en la iglesia de la santanderina calle Bonifaz, ha participado activamente en el exclaustramiento de siete presos desde el año 1982. En una de las procesiones liberaron a dos reclusos.
Los testimonios de las autoridades carcelarias resultan decisivos a la hora de gestionar la salida de cada recluso. La Merced intercede y se encarga, posteriormente, de la manutención, alojamiento y pago de los gastos de viaje del liberado. Año tras año, la todavía pequeña tradición santanderina se acrecienta aunque la opinión pública observe con veneración la sonora liberación de reclusos de Málaga, práctica realizada desde los tiempos de Carlos III.
Diario Alerta – marzo de 1987”.
B. A. P. ingresó en el Penal del Dueso en el mes de marzo de 1982. El delito era robo en un domicilio, perpetrado en Oviedo, con el agravante de reincidencia, lo que le valió una condena de dos años a cumplir en el citado Penal. Once meses y veintiocho días antes de su puesta en libertad, la Cofradía de la Merced consigue para él el indulto, quedando como custodia del reo durante el tiempo teórico de condena.
La Cofradía de La Merced prefiere silenciar los criterios que han seguido para la elección de un recluso a liberar durante la procesión del Perdón, en la festividad de Miércoles Santo.
Proximidad del cumplimiento de la condena y buen comportamiento podrían ser algunas de las causas que, en el caso de B. A. P., podrían sumarse a un precario estado de salud. Una enfermedad le ha tenido ingresado en Valdecilla durante todo un mes y hasta el pasado lunes, en que ha quedado ingresado en el Penal de Santoña. B. A. P. es natural de Villaviciosa, Asturias, tiene cincuenta y seis años de edad, es soltero y labrador de profesión.
La Cofradía de la Merced está formada por unos ciento sesenta jóvenes que se han cargado a las espaldas la delicada y difícil tarea de seleccionar cada año un recluso para liberar durante la Procesión del Perdón de Miércoles Santo. Sin otra fuente de financiación que los donativos recabados los domingos durante el culto religioso en la Capilla de la Merced y la aportación de doscientas pesetas de cada cofrade para poder participar en la procesión, la Cofradía de la Merced, durante el año, se encarga de asistir humanitariamente a los presos de la cárcel de Santander.
Su caritativa labor se ha visto empañada por los comentarios de años anteriores por seleccionar reclusos en prisión preventiva, por lo que se les llegó a tachar de “farsantes”. De ahí las gestiones ante las autoridades del Dueso, con quienes han llegado a un entendimiento pleno y en quienes han encontrado apoyo y comprensión a la hora de conseguir sus fines.
El fruto de todo ello es la puesta en libertad de B. A. P., a quien intentarán proveer a partir de ahora de hogar y trabajo. La labor más difícil empieza precisamente una vez terminada la Procesión del Perdón. Reintegrar este hombre a la sociedad y proporcionarle el calor humano suficiente como para hacerlo sentir ser humano con plenos derechos en su nueva vida, es una misión que la Cofradía de la Merced no deberá eludir.
La puesta en libertad de este recluso tendrá lugar esta tarde, a las cinco, en el Penal del Dueso. Allí, una representación de la Cofradía le recogerá y le llevará a la Parroquia de Santa María del Puerto, en donde, con el párroco y varias cofradías del pueblo, volverán en procesión nuevamente hasta la iglesia del Dueso.
En presencia del alcaide – vestido con uniforme de gala – se le hará entrega definitiva del recluso, quien, a continuación, emprenderá viaje a Santander.
A las nueve de la noche esta previsto el encuentro en la puerta de la prisión de la calle Alta, en donde le recogerá la Procesión del Perdón y el Silencio para su incorporación a ella. En representación del Ayuntamiento estará el concejal Jesús Ceballos. La Cofradía de la Merced es la única en Santander que lleva el Paso a hombros durante todo el recorrido de la misma.
La Procesión del Perdón y el Silencio saldrá de la Capilla de la Merced, en la calle Bonifaz, a las 8 de la tarde, con la participación de unos ciento cuarenta hermanos, doce de los cuales llevarán el Paso a hombros.
La Procesión se dirigirá a la Prisión Provincial de la calle Alta por el siguiente itinerario, Lope de Vega, Paseo Pereda, Calvo Sotelo, Rúa Mayor y calle Alta.
Al filo de las nueve de la noche tendrá lugar, en la puerta de la Prisión, el encuentro con el recluso de Sant6ña, quien, a continuación, se incorporará a la procesión. El regreso se efectuará por la calle Alta, Alcázar de Toledo, plaza de Numancia, Burgos, Jesús de Monasterio, Paseo Pereda, Puertochico, Casimiro Sainz, Bonifaz y Capilla de la Merced.
Emilia Levi – Diario Montañés, 18 de abril de 1984”
“Hoy será liberado un preso en la Procesión del Perdón y el Silencio.
F. C. M., un sevillano de que cumple condena en el Penal del Dueso, de Santoña, será puesto hoy en libertad en el transcurso de la Procesión del Silencio, en la que participa la Cofradía de la Merced, entidad que a partir de ahora se hará cargo del preso, en tanto dure el tiempo que aún le queda por cumplir de libertad condicional.
El preso, ataviado con el hábito de nazareno penitente, será liberado frente a la Prisión Provincial en la calle Alta, aproximadamente a las nueve de la noche. Con este acto se cumple con la tradición que desde hace años lleva la Cofradía de la Merced de solicitar de las autoridades judiciales la puesta en libertad de un condenado en coincidencia con la Semana Santa. En este caso se trata de un interno de El Dueso que acaba de cumplir las tres cuartas partes de su condena y que por lo mismo puede beneficiarse de la libertad condicional que le fue concedida el pasado diez de abril.
F. C. M., nacido en Sevilla en 1937, cumple una condena de catorce años por un delito de incendio. Procesado anteriormente por otras causas, ingresó en prisión en marzo de 1980, acusado de haber provocado un incendio en un piso, incendio que ocasionó, al propagarse el fuego, la destrucción total de otros ciento cincuenta y cuatro pisos más. Condenado a catorce años, F. C. se encuentra en El Dueso desde septiembre de 1984, habiendo sido hasta la fecha su comportamiento inmejorable, lo que ahora le permite disfrutar de libertad condicional los tres años y medio que aún le quedan por cumplir condena.
Este recluso hubiera tenido que seguir permaneciendo en el Penal caso que la Cofradía de la Merced no se hubiera hecho cargo de él.
Es condición “sine qua non” para poder disfrutar de libertad condicional que los reclusos tengan trabajo o bien puedan residir con sus familias para tener cubiertas sus necesidades. En el caso de F. C., será la Cofradía de la Merced quien se haga cargo de su manutención y alojamiento por cuanto la familia, tal como especificó el Presidente de la Cofradía, Sánchez de Dios, se ha negado hasta el momento a acogerle. La puesta en libertad del preso se hará ante la Prisión Provincial a las nueve de la noche, momento en que F. C. se sumará a la Procesión del Perdón y el Silencio, en la que participa la Cofradía con su Paso Jesús Nazareno.
Aplausos y vivas corearon la llegada ante la Prisión Provincial de F. C. M., el preso que ya goza de libertad condicional gracias a la Cofradía de la Merced, que desde el Miércoles Santo se ha convertido en su custodio. El preso, ataviado de nazareno y acompañado por el teniente de alcalde, Jesús Ceballos, y el Presidente de la Cofradía, Sánchez de Dios, se sumó al filo de las nueve de la noche a la procesión, en medio de un numeroso gentío que en los aledaños de la Prisión esperaba su llegada. El sevillano, condenado a catorce años por haber provocado un incendio en un piso que causó la destrucción de todo el inmueble, ocultaba tras el capuchón su emoción por la libertad recién estrenada. “Todo esto me parece mentira” contestó a preguntas de El Diario Montañés, momentos antes de abandonar el coche patrulla en donde esperaba la llegada del Paso procesional.
Haciendo esfuerzos por articular palabra alguna, F.C. M. dijo que piensa volver a Sevilla en cuando pueda, ciudad donde al parecer reside su familia – mujer e hijos – de la que se encuentra apartado y sin noticias desde que en 1980 ingresara en prisión acusado de incendio.
En libertad condicional, F. C. deberá aún cumplir los tres años y medio que le restan de condena en su ciudad de origen si su familia se hace cargo de él. De no ser así, deberá ser la Cofradía de la Merced quien asuma la responsabilidad de su manutención y alojamiento tal y como requiere la ley, para su puesta en libertad.
Emilia Levi – Diario Montañés, marzo de 1987”
“El preso liberado fue antes costalero.
F. C. M. sevillano de cincuenta y cuatro años, resultó ser el pasado Miércoles Santo, el séptimo preso liberado según la modesta tradición santanderina que rige este tipo de exclaustramientos atípicos. Desde el año 1982, la Archicofradía de la Merced intercede ante las autoridades penitenciarias para promover la amnistía de un preventivo o penado. El ciudadano F. C. M. cumplía condena por un delito de incendio. Hace dos días vistió túnica de nazareno pudo recordar los tiempos.
F. C. M. deviene en ciudadano charlatán unos minutos después de ser liberado del Penal del Dueso de Santoña, beneficiado por la gracia especial que se viene materializando en Cantabria desde 1982. Los informes penitenciarios del encarcelado eran inmejorables. “Yo soy una buena persona, de comportamiento intachable”, dice antes de explicar que va por la vida de persona normal. Sobre su conducta pesaba una condena de catorce años por un delito de incendio. Quemó su propio piso, sin la familia dentro.
“Los periódicos han dicho que el fuego se extendió a otras ciento cincuenta y cuatro viviendas, cosa que no es cierta y que les puede dar un disgusto”, justifica a la defensiva. Sin embargo, es incapaz de razonar los agravantes de tan elevada pena de prisión. “Se me apareció la Biblia, sí, la Biblia. Hay veces en la vida de las personas en que una fuerza interior te atraviesa y provoca las cosas. ¿Qué paso cuando la Guardia Civil tomó el Congreso?”.
Es un discurso el del libertario marcado por las inconexiones y vigilado muy de cerca por un anciano responsable de la Cofradía de la Merced, cofrade excesivamente empeñado en tutelar las declaraciones del excarcelado. “La quemé porque era mía” llega a ironizar F. C. M., antiguo jornalero que regresará probablemente mañana a Sevilla.
No lloró cuando le comunicaron la definitiva liberación. “Tenga en cuenta que había firmado la provisional hace siete meses”. Una ligera prominencia de su vientre indica que el trato carcelario no le ha impuesto rigideces culinarias. El ceceo andaluz es su máxima seña de identidad. Poco después de la Procesión del Miércoles Santo, se le sentía embriagado de satisfacción, hablador y expresivo.
La sensación de ocultarse tras el ropaje de nazareno, presidiend6 el Paso de la Merced, no le resultó extraña. “Yo ya había participado en las procesiones de Sevilla, con las Cofradías de Castillejo y Bollillo. El Hermano Mayor me pagaba dos mil pesetas por hora, lo cual me venía muy bien porque estaba en paro”.
“En Andalucía hay muchos olivares en los que trabajar y muchas obras que hacer”, dice recordando su profesión de toda la vida. La etapa carcelaria le ha demostrado, confiesa, que “todo eso de la droga y el SIDA es mentira”. Aclara que “estupefacientes hay como en todos los sitios, lo mismo que SIDA, dentro y fuera de las cárceles”.
F. C. M. reconoce que “no lloré de alegría al incorporarme en la procesión en la calle Alta; yo sólo lloro de sentimiento”. La Archicofradía de la Merced, con su sede en la iglesia de la santanderina calle Bonifaz, ha participado activamente en el exclaustramiento de siete presos desde el año 1982. En una de las procesiones liberaron a dos reclusos.
Los testimonios de las autoridades carcelarias resultan decisivos a la hora de gestionar la salida de cada recluso. La Merced intercede y se encarga, posteriormente, de la manutención, alojamiento y pago de los gastos de viaje del liberado. Año tras año, la todavía pequeña tradición santanderina se acrecienta aunque la opinión pública observe con veneración la sonora liberación de reclusos de Málaga, práctica realizada desde los tiempos de Carlos III.
Diario Alerta – marzo de 1987”.