Queridos Cofrades de la Merced:
No podía ser de otra manera. Este título debía ser para vosotros. Habéis sido el origen de todo mi mundo de Semana Santa. Habéis sido la causa de tanta felicidad y tanto trabajo en unión y compañerismo que, con orgullo, más que compañeros de Semana Santa os tengo por amigos.
¿Os acordáis de cuando no teníamos dinero para casi nada? ¿Os acordáis de cuando salíamos en procesión casi con lo justo? ¿Os acordáis de tantas vivencias y anécdotas que hemos pasado juntos desde que en 1982 la Merced volviera a procesionar por las calles de Santander?
Con el título de esta sinfonía ya lo explico todo. Un título que ha salido desde lo más profundo de mi ser. Del mismo sitio que salió aquel texto que os leí a todos el pasado Miércoles Santo con motivo de la bendición de nuestra nueva imagen, la tan anhelada Virgen de la Merced. Un texto del que nadie sabía su contenido. Un texto que fue verdadero homenaje a todos vosotros, mi familia de la Merced, y con el que cerraré este capítulo de recuerdos.
Nuestro actual Hermano Mayor, Moncho – para qué andarnos con nombres y apellidos. Hay veces en que las personas son tan nuestras que el diminutivo es buena muestra de lo que sentimos por todos ellos –, me pidió que leyera algo en tan señalado día. Pero nunca imaginó que tendría que encerrarse en la sacristía para que nadie le viese llorar.
La Cofradía de la Merced, al igual que mi familia y mis amigos, son verdadera fuente de inspiración cada día de mi vida. De ahí que, a continuación, las palabras no fluyan de mi capacidad literaria ni de mi rapidez a la hora de teclearlas en mi ordenador. Las palabras, cuando van adornadas con el nombre de “la Merced”, las inspira mi corazón.
Para vosotros, mis hermanos, con todo mi cariño:
No podía ser de otra manera. Este título debía ser para vosotros. Habéis sido el origen de todo mi mundo de Semana Santa. Habéis sido la causa de tanta felicidad y tanto trabajo en unión y compañerismo que, con orgullo, más que compañeros de Semana Santa os tengo por amigos.
¿Os acordáis de cuando no teníamos dinero para casi nada? ¿Os acordáis de cuando salíamos en procesión casi con lo justo? ¿Os acordáis de tantas vivencias y anécdotas que hemos pasado juntos desde que en 1982 la Merced volviera a procesionar por las calles de Santander?
Con el título de esta sinfonía ya lo explico todo. Un título que ha salido desde lo más profundo de mi ser. Del mismo sitio que salió aquel texto que os leí a todos el pasado Miércoles Santo con motivo de la bendición de nuestra nueva imagen, la tan anhelada Virgen de la Merced. Un texto del que nadie sabía su contenido. Un texto que fue verdadero homenaje a todos vosotros, mi familia de la Merced, y con el que cerraré este capítulo de recuerdos.
Nuestro actual Hermano Mayor, Moncho – para qué andarnos con nombres y apellidos. Hay veces en que las personas son tan nuestras que el diminutivo es buena muestra de lo que sentimos por todos ellos –, me pidió que leyera algo en tan señalado día. Pero nunca imaginó que tendría que encerrarse en la sacristía para que nadie le viese llorar.
La Cofradía de la Merced, al igual que mi familia y mis amigos, son verdadera fuente de inspiración cada día de mi vida. De ahí que, a continuación, las palabras no fluyan de mi capacidad literaria ni de mi rapidez a la hora de teclearlas en mi ordenador. Las palabras, cuando van adornadas con el nombre de “la Merced”, las inspira mi corazón.
Para vosotros, mis hermanos, con todo mi cariño: