Fue realizada por Carlos Valle Hernández en 1993 para la Cofradía de la Inmaculada – disculpen que no vuelva a citar el nombre completo; lo acabo de hacer al referirme a la imagen del Cirineo – con motivo del cincuentenario de su fundación.
Verdadero hito en la Cofradía de la Inmaculada, las crónicas de la época recogieron el hecho con profundidad de detalles, pero no me atrevo a pasar por alto aquél reportaje incluido en la revista “Nazareno”, interesante publicación de corta vida auspiciada por la Cofradía del Descendimiento:
“Un proceso proyecto, esperado durante años por sus cofrades, ha visto la luz el pasado Diciembre. A partir de ahora, las calles de Santander contarán con la presencia de la “Inmaculada Dolorosa” en las procesiones de Semana Santa.
Entre nuestras imágenes, es el primer ejemplo de estilo sevillano aplicado a una Virgen. La idea de llevar a cabo este proyecto, se enmarca dentro de las actividades que tiene programadas la cofradía en su cincuentenario. Hay que recordar que esta cuenta con tres Pasos procesionales: “El Señor de la Misericordia”, “Jesús ayudado por el Cirineo” y el “Cristo Yacente”.
La financiación de tan importante meta se logra, fundamentalmente, con las aportaciones de cofrades y simpatizantes a través de una subscripción popular. Aún así, falta mucho para completar el costo de la obra, ya que al valor de la talla, hay que añadir el de la corona, mantos, andas y demás accesorios que conlleva su adorno.
La imagen estuvo expuesta durante los primeros días de Diciembre en un escaparate de “Almacenes Ribalaygua”, cumpliéndose así la antigua tradición de exponer las nuevas imágenes de Vírgenes para la Semana Santa, como lo hicieron en su tiempo los Dolores y la Esperanza.
La nueva imagen procesionará los días de Viernes Santo y Domingo de Resurrección. Así mismo, podrá ser admirada en la Carpa de exposición de Pasos.
Carlos Valle Hernández es el imaginero sevillano autor de la obra. Cuenta con numerosas obras en la Semana Santa andaluza. Esta especializado en obras de pequeño tamaño y su obra es conocida en toda España. Trabaja junto a su hijo Tulio, quien se ha encargado de la policromía, apreciándose un gran dominio de la técnica, que le auguran un prometedor futuro.
Carlos ha tardado seis meses en realizar la obra, siendo este el primer contacto que mantiene con la Semana Santa de Santander. Asegura tener la intención de venir el día de Viernes Santo a apreciar la puesta en la calle de su obra.
El modelo original, a modo de boceto, se realizó en barro de Terracota y la talla ha sido realizada en madera de cedro, busto y manos. El candelero es de pino de Flandes y los brazos son articulados. La altura de la Virgen es de uno setenta y cinco metros. La túnica está realizada en color blanco y sus dos mantos, el de culto y el de procesión, se realizan en color azul celeste. Ambos han sido confeccionados por Concepción Setién, cofrade de la Inmaculada.
Las andas sobre las que desfilará han sido donadas por la Cofradía de la Cruz Desnuda, de Valladolid.
El pasado siete de Diciembre, víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción, se celebró la bendición de la imagen a cargo del Rvdmo. Sr. Obispo, en la iglesia de los Carmelitas.
Según el Hermano Mayor de la cofradía, Fernando Trueba, están a la espera de contar con una iglesia que acoja la nueva imagen, ya que los PP. Carmelitas aseguran no tener un sitio adecuado”.
Y era cierto lo que afirmaban los PP. Carmelitas. Nunca tuvieron sitio digno para poner al culto a dicha imagen. Por eso ahora se encuentra en la Parroquia de San Roque, donde puede ser admirada en todo su esplendor por gente a quien le importa un pimiento eso de los intereses e individualismos creados – y no me importa que esto último no se me entienda. Sé lo que digo –.
Pero todo lo anterior es lo de menos. Lo sobresaliente es que, en las mañanas soleadas del Domingo de Resurrección, esta “Inmaculada Dolorosa” – que en esa jornada pasa a denominarse “Inmaculada Gloriosa” – luce como pocas justo cuando termina la Misa y la Virgen es llevada hasta el centro de la plaza de Eguino y Trecu bajo los acordes del himno nacional.
Fue la protagonista absoluta del cartel de la Semana Santa de 1998 y ocupa, durante esos días, uno de los dos laterales principales de la carpa de exposición de Pasos debido a su enorme volumen.
Verdadero hito en la Cofradía de la Inmaculada, las crónicas de la época recogieron el hecho con profundidad de detalles, pero no me atrevo a pasar por alto aquél reportaje incluido en la revista “Nazareno”, interesante publicación de corta vida auspiciada por la Cofradía del Descendimiento:
“Un proceso proyecto, esperado durante años por sus cofrades, ha visto la luz el pasado Diciembre. A partir de ahora, las calles de Santander contarán con la presencia de la “Inmaculada Dolorosa” en las procesiones de Semana Santa.
Entre nuestras imágenes, es el primer ejemplo de estilo sevillano aplicado a una Virgen. La idea de llevar a cabo este proyecto, se enmarca dentro de las actividades que tiene programadas la cofradía en su cincuentenario. Hay que recordar que esta cuenta con tres Pasos procesionales: “El Señor de la Misericordia”, “Jesús ayudado por el Cirineo” y el “Cristo Yacente”.
La financiación de tan importante meta se logra, fundamentalmente, con las aportaciones de cofrades y simpatizantes a través de una subscripción popular. Aún así, falta mucho para completar el costo de la obra, ya que al valor de la talla, hay que añadir el de la corona, mantos, andas y demás accesorios que conlleva su adorno.
La imagen estuvo expuesta durante los primeros días de Diciembre en un escaparate de “Almacenes Ribalaygua”, cumpliéndose así la antigua tradición de exponer las nuevas imágenes de Vírgenes para la Semana Santa, como lo hicieron en su tiempo los Dolores y la Esperanza.
La nueva imagen procesionará los días de Viernes Santo y Domingo de Resurrección. Así mismo, podrá ser admirada en la Carpa de exposición de Pasos.
Carlos Valle Hernández es el imaginero sevillano autor de la obra. Cuenta con numerosas obras en la Semana Santa andaluza. Esta especializado en obras de pequeño tamaño y su obra es conocida en toda España. Trabaja junto a su hijo Tulio, quien se ha encargado de la policromía, apreciándose un gran dominio de la técnica, que le auguran un prometedor futuro.
Carlos ha tardado seis meses en realizar la obra, siendo este el primer contacto que mantiene con la Semana Santa de Santander. Asegura tener la intención de venir el día de Viernes Santo a apreciar la puesta en la calle de su obra.
El modelo original, a modo de boceto, se realizó en barro de Terracota y la talla ha sido realizada en madera de cedro, busto y manos. El candelero es de pino de Flandes y los brazos son articulados. La altura de la Virgen es de uno setenta y cinco metros. La túnica está realizada en color blanco y sus dos mantos, el de culto y el de procesión, se realizan en color azul celeste. Ambos han sido confeccionados por Concepción Setién, cofrade de la Inmaculada.
Las andas sobre las que desfilará han sido donadas por la Cofradía de la Cruz Desnuda, de Valladolid.
El pasado siete de Diciembre, víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción, se celebró la bendición de la imagen a cargo del Rvdmo. Sr. Obispo, en la iglesia de los Carmelitas.
Según el Hermano Mayor de la cofradía, Fernando Trueba, están a la espera de contar con una iglesia que acoja la nueva imagen, ya que los PP. Carmelitas aseguran no tener un sitio adecuado”.
Y era cierto lo que afirmaban los PP. Carmelitas. Nunca tuvieron sitio digno para poner al culto a dicha imagen. Por eso ahora se encuentra en la Parroquia de San Roque, donde puede ser admirada en todo su esplendor por gente a quien le importa un pimiento eso de los intereses e individualismos creados – y no me importa que esto último no se me entienda. Sé lo que digo –.
Pero todo lo anterior es lo de menos. Lo sobresaliente es que, en las mañanas soleadas del Domingo de Resurrección, esta “Inmaculada Dolorosa” – que en esa jornada pasa a denominarse “Inmaculada Gloriosa” – luce como pocas justo cuando termina la Misa y la Virgen es llevada hasta el centro de la plaza de Eguino y Trecu bajo los acordes del himno nacional.
Fue la protagonista absoluta del cartel de la Semana Santa de 1998 y ocupa, durante esos días, uno de los dos laterales principales de la carpa de exposición de Pasos debido a su enorme volumen.